martes, agosto 22, 2006

Césped cuidado

So they have it, all the time. But all was strange.
J. A.



1
Hay enfermedades que aparecen en el cuerpo con más prontitud, me decía mi abuelo frente a los riscos. Ten cuidado y disparaba contra las aves. Un estruendo. Luego otra vez a agazaparse durante largo tiempo.

2
La operación fue sencilla pero dolorosa. Un tajo de diez centímetros al lado de las costillas para quitar por completo la vesícula. Un pólipo. El escritor esperaba en una camilla y leía Manual del distraído de Rossi. Dos horas, o un poco menos, y luego las palabras incoherentes, algo de Praga, las largas caminatas y una imagen de Nam June Paik que aparecía insistente.

3
Un día platiqué con mi amigo poeta sobre los años que pasaban, sobre la inutilidad de la escritura. Somos más viejos, me dijo. Somos más viejos que hace unos instantes.

4
Egon Schiele murió muy joven. También mi compañero de escuela. Iba en una motocicleta cuando un cable de luz se trozó y cayó justo en el momento que él cruzaba un puente. Le cortó la cabeza de un tajo perfecto. Quiero pensar que no hubo dolor, quizá una sorpresa y no más.

5
Mi amigo poeta a veces habla de sus hijos. Un día me platicó una historia de juventud. Recuerdo un auto, una pistola, alguien que fallece y la adolescencia como un atroz crecimiento, como una cruel herida.

6
Mi padre jugaba ajedrez. Un accidente truncó su carrera. Un jovencito que aprendía a manejar lo atropelló, arrojándolo varios metros en la calle. Tuvieron que ponerle a mi padre una placa en la cabeza. Duró un año temeroso de salir fuera de casa. Yo era un niño. Hace demasiados años de esta historia y a veces la recuerdo por las noches de verano.

7
Hay una secta en un pequeño pueblo de Oregon que trata de mantenerse joven por siempre. Realizan ritos extraños, usan códigos para reconocerse, estudian la novela de Dorian Grey como una Biblia. Dicen que su líder tiene 450 años y habla con gente que viene de otras galaxias.

8
Dejar de ser jóvenes. En ocasiones viene a mi memoria el poema de Pacheco. ¿Será que nos hemos convertido en eso?

9
Decía mi abuelo, mientras conducía su camioneta por caminos vecinales, que había que crecer con coherencia a nuestros actos. Por momentos creo entenderlo.

10
La mujer del escritor es atractiva. Tiene 35 años y no quiere envejecer. Hace dietas, usa cremas, de vez en cuando ejercicio. Ayer mismo hablaba de la posibilidad de someterse a un tratamiento novedoso para detener el paso de los años.

11
El escritor habla con su amigo poeta de los libros que tendrían que haber escrito. De lo falso que es considerar a alguien todavía un joven escritor o una promesa hasta los 35 años. Mejor no decir cuántos han escritos obras magníficas antes de esa edad.

12
Quisiera envejecer sentado en alguno de los sillones hechos por Franz West, dice el escritor. Escultura que se vuelve objeto utilitario. Quisiera sentarme allí y mirar el cielo de Nueva York, dice quien escribe.

13
Soñé que cuando fuera adulto viviría en un país lejano. Cuando no podía dormir tomaba mi cuaderno y dibujaba extraños parajes, aves exóticas, rostros que algún día encontraría cuando fuera adulto. También soñaba que sería pintor. Un día ya no pude dibujar o trazar en el cuaderno. Lo último que realicé fue un retrato de Dizzy Gillespie tocando su trompeta.

14
A alguien se lo dijo el escritor. Todo queda en proyectos. Es un maestro de los proyectos nunca realizados. Hace poco leyó un texto de Salvador Elizondo sobre eso. NeoCosmos, escribe Elizondo. Proyectos no realizados. La juventud se va, ahora sólo queda enfrentarse a lo que no se realizará jamás.

15
Caminando por Corrientes, en Buenos Aires, el escritor miró un anuncio espectacular e imaginó que escribiría una novela en donde el personaje miraría envejecer a todos sus amigos en una isla desierta. Serían no demasiadas páginas pero en realidad no pasaría gran cosa. Sólo la descripción puntual del envejecimiento, de los libros, o las obras no realizadas. El Gran Mundo del Fracaso.

16
Hace dieciocho años, quizá, en un table dance, el escritor vio cómo sería de adulto. Fueron algunos minutos de miedo, intriga y zozobra. En otra mesa, cercana a donde estaba el escritor con otro amigo, había un grupo de hombres que bebían y miraban a una de las bailarinas. El amigo fue quien descubrió esta extraña casualidad. A espaldas del escritor estaba su futuro: un hombre muy parecido a él, con lentes, cabello cano, rostro adusto y un cigarro en la boca. Cuando se encontraron sus miradas, ambos prefirieron salir de ahí. No era conveniente encontrar pasado y futuro en un instante del presente.

17
A mi abuelo le gustaba conducir durante horas. Me explicaba la diferencia entre los diversos pastizales, los colores cambiantes de la tierra, la mejor temporada de caza.

18
La mujer del escritor pasa horas ante el espejo para descubrir las arrugas que todavía no aparecen.

19
La enfermedad obliga a uno a envejecer antes de tiempo. Aprendes la diferencia entre antihistamínicos, antiespasmódicos, ansiolíticos, antidepresivos. La enfermedad tiene una cura para la propia enfermedad.

20
En “Enemigos unidos”, pieza escultórica de Thomas Schutte, las dos figuras unidas envueltas en felpa y retazos, bien podrían representar lo que significa dejar de ser joven y entrar a la adultez. Hay en los rasgos faciales de esos “gemelos” el miedo a lo que vendrá, el miedo de lo que se deja.

21
Una instalación a la manera de Zarina Bhimji: estanterías de metal a los lados de una larga habitación blanca, o un largo pasillo; en los entrepaños se colocarían fotografías del escritor desde su nacimiento hasta el momento actual. Siempre podría renovarse. Allí, al igual que las fotos que se toma día con día José Luis Cuevas, se mostraría el paso del tiempo.

22
La mujer del escritor se despierta en ocasiones muy temerosa. Le cuenta que ha soñado con una larva que la sigue. No quiere que la alcance porque cuando eso suceda, su piel se agrietará indefectiblemente.

23
Mi abuelo murió de un ataque al corazón. Era domingo y hablamos de viajar por una carretera solitaria. Todavía lo recuerdo con su traje gris, su cabello cortado al casquete, sus lentes delgados. Una carretera solitaria en donde pudiéramos manejar con los ojos cerrados largos trechos.

24
A veces, durante las noches de insomnio, el escritor y su mujer hablan de tener un hijo. Tendrá que ser pronto, dice ella. Él asiente y aprovecha la oscuridad para no descubrir su miedo.

25
El amigo pintor trabajó en un gran lienzo con un tema absurdo: “Dejar de ser joven”. Cuando se lo mostró al escritor quería saber su opinión. Un fondo blanco, un trazo oscuro que atravesaba toda la tela por la mitad y chorreaba en algunos puntos. Eso era todo. El escritor quedó sorprendido porque su amigo pintor era figurativo y un gran colorista. Un trazo, una mancha, eso es dejar de ser joven, pensó.

26
Hay una fotografía en blanco y negro en donde una mujer joven está sentada en una cama, cubre su rostro con las rodillas. Al fondo se ve una cama y una pared desnuda. Algo ha sucedido o está a punto de suceder.

27
Sophie Calle es una detective o quizá una poeta. Su serie de fotografía sobre ciegos descubre un mundo extraño y sugerente. “Hablé con personas ciegas de nacimiento, que nunca han visto. Les pregunté cuál es su imagen de la belleza”, dice la artista. Un retrato de la persona ciega, una frase enmarcada y una imagen son la triada, el resultado de su pregunta. ¿Cuál es la imagen de la juventud ida?

28
La mujer del escritor devora novelas como si luchara contra el tiempo.

29
Mi amigo poeta me cuenta de una gira con su grupo de rock. Imagino que son treintañeros que cantan a jovencitos. Imagino a la gente coreando las canciones que son poemas de mi amigo. Imagino las travesías por las carreteras en algún autobús viejo o quizá una Van. Beben, bromean, quizá alguno duerme o alguien escribe una futura canción y alguien más tararea una melodía. Imagino el concierto y el cansancio. Ah, la juventud, eso.

30
Así sucede, todo el tiempo. Pero todo fue raro.

domingo, agosto 06, 2006

Paisatge blau

Había querido escribir sobre ti
pero se atravesó la lluvia. Un fuerte
impacto en el parabrisas, algo del paisaje
que cambia, como tus ojos. No lo sabes,
pero hay nubes que nos abrazan
con sus manos húmedas. Es mejor
pronunciar tus palabras favoritas
en una lengua sin huesos. ¿Entiendes
que un simple gesto, o el cabello cayendo
en tu rostro tienen la fuerza
contenida de la belleza? No diré
que hay fresnos en la avenida, temblorosos
jacintos, jacarandas. ¿Cuántos
automóviles contaste? Son demasiados
los mundos de esta carretera. Un muro
de agua para avanzar al otro lado. Alguna
vez las aguas del Tajo
me llamaron, te lo dije. Ahora
lo único que deseo es tocar
con un dedo tu sonrisa.